NO SOLO ES CUESTIÓN DE HUEVOS

El momento nos dice que debemos pasar de la confrontación y la discordia. Pues, en este punto, no se está resolviendo nada. La solución ante el malestar general del país no solo es cuestión de ponerle huevos. Se trata de distinguir los problemas y proponer soluciones.

Un buen primer paso es marcar una línea que separe lo que nos escandaliza de lo que nos perjudica. Sí, la corrupción y la pugna política, en algunos casos utilizada como show mediático, enerva hasta al más relajado. Sin embargo, la crisis económica, el desempleo, la delincuencia, y la desatención de sectores como la Educación y la Salud son los problemas que realmente impactan en la vida de todos.

Para muchos la causa de los problemas enunciados es la mercantilización de la política y el ejercicio del poder público desde el “retorno a la democracia” hace más de 40 años. Esas barreras han impedido el progreso del Ecuador debido a la polarización política y las diferencias ideológicas. Si hay una posibilidad de superar estas trabas sin duda será con la apertura al diálogo y la renovación de lo que hoy entendemos por quehacer político.

Otro paso importante es apuntar a soluciones más pragmáticas y menos formalistas. Por ejemplo, uno de nuestros principales problemas, sobre todo para quienes tiene entre 18 y 25 años; es la falta de empleo. Hasta ahora el debate de la Reforma Laboral sigue estancado. Mientras se mantenga así seguiremos vulnerando y precarizando la vida de 7 de cada 10 ecuatorianos que no acceden a un empleo formal.

Hay que poner dinero en la calle para sostener y generar empleos, y con ello fomentar el consumo. Para este fin es necesario y además posible, que se invierta en obra pública. Esto, mientras se trabaja para fomentar la inversión en el agro y demás sectores productivos mediante el acceso fácil y ágil a crédito público; con tasas de interés bajas y plazos razonables.

No cabe duda de que hay que actuar. Ya está visto que sostener y generar empleo en el Ecuador no solo es cuestión de temperamento. No se trata de ver quién es el responsable sino de darle a la política nuevamente el sentido de servicio, de herramienta para transformar positivamente la vida de los ciudadanos. Hay que promover acuerdos, al menos, mínimos y puntuales sobre una hoja de ruta en materia de producción y reactivación económica. Todo es posible si además de huevos le metemos creatividad, capacidad y voluntad.