Estado de indefensión

Esperábamos algo más. Después una madrugada sangrienta en la Penitenciaría y balas pérdidas amenazando la vida de civiles en sus casas guardábamos la esperanza de que las autoridades de seguridad estuvieran haciendo algo por protegernos.

Les tomó 13 horas pronunciarse. Salieron a relatarnos lo que había pasado, como si los vídeos de la masacre no estuviesen circulando en redes desde la madrugada. Luego sacaron frías conclusiones. Que la culpa fue de quien liberó al líder del Pabellón 2. Que murieron 62, pero evitaron más muertes. No tenían garantías para intervenir. Aunque no lo dijeron con palabras, algo si nos quedó claro: no estábamos en Estado de Excepción, sino en Estado de Indefensión.

Al Gobierno le tomó más de 48 horas en tomar el control del recinto penitenciario. Es indiscutible que algunos funcionarios no estuvieron a la altura de sus cargos y hoy deberían dar un paso al costado. La Policía Nacional no puede estar liderada por alguien que espera 7 horas para intervenir en una matanza.

Hasta ahora, lo positivo es que vimos por primera vez juntos a todos los organismos del Estado trabajando en atender este problema. Entre las soluciones anunciadas, la más concreta es la militarización de las cárceles. La colaboración extranjera será eficaz siempre y cuando llegue pronto y trace una hoja de ruta clara. Por otra parte, no se necesita una reforma legal para sancionar a los líderes de bandas criminales. El artículo 42 del COIP establece que cuando el autor no interviene en el cometimiento del delito y usa a otra persona puede ser sancionado como autor mediato.

Lo que la ciudadanía espera es un cambio de fondo. El modelo de rehabilitación actual sufre de hacinamiento. Carece de un control de guías penitenciarios, real. No cuenta con filtro alguno ante el ingreso de drogas, armas o equipos de comunicación. Es necesario una depuración en el sistema de guías y la Policía que trabaja en torno al control de las cárceles. Son estos puntos trascendentales en los que se espera ver un trabajo integral que resuelva los verdaderos problemas de sistema carcelario.

Hoy estamos a la expectativa de que las acciones propuestas se hagan realidad, pero sobre todo que funcionen. El tiempo juega en contra. Esta crisis carcelaria tiene un impacto directo en la ola delictiva y de asesinatos que ocurren a diario en las calles. Mientras tanto, seguimos sumidos en este Estado de Indefensión decretado por el crimen organizado.